Buscar este blog

sábado, 13 de octubre de 2012

¡Libros recomendados!


Es un relato para niños que enseña el valor del cariño.

El personaje, Saltoncito, da su nombre al libro. En él se narran las aventuras de un sapito, cuyo padre ha desaparecido.
Poco tiempo hacía que había dejado su niñez y, valientemente toma la decisión de abandonar su hogar, una pequeña laguna. Sale a probar fortuna al mundo para poder retornar luego, triunfante, junto a su madre. Atraviesa duras pruebas y dificultades, e inesperadamente, encuentra a su padre que ahora es rey de una gran laguna.
El padre lo reconoce. Saltoncito ahora será príncipe e inmediatamente asume el gobierno del lugar.
Ante aquella multitud de sapos que lo aclaman, dirá un hermoso discurso: "Amigos míos: yo os quiero mucho y... trataré de hacer vuestra felicidad... Yo no sé nada de nada, os lo aseguro. Pero, soy bueno, y eso, con vuestra ayuda, bastará..."
 

 Las lenguas de diamante (1919) es el primer libro de contenido amatorio de Juana de Ibarbourou. En él nos habla de las razones de una existencia de mujer en el seno de una historia y una sociedad que se deciden a dar el paso decisivo para su reconocimiento. En Raíz salvaje (1922), su segundo libro, la autora ha serenado la fervorosa ilusión del primero y el tema es más escéptico e irónico. En ambos casos la naturaleza y el erotismo son sus elementos básicos

 Un ejemplo de sus poemas, para que ingreses en su mundo:
 
"Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.

Puente de plata y oro es el amor.

Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado al abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.

Desde entonces ah!
qué solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.

Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá.."


LA NUEVA NARRATIVA LATINOAMERICANA DEL SIGLO XX


Muchas veces el siglo XX ha sido denominado como “cambalache” por la mezcla de acontecimientos que en él ocurren.
Se dan avances tecnológicos, en la astronomía y la mecánica, también en la medicina y en los medios de comunicación y de transporte. Se recibe mayor información en menos tiempo.
A la vez se desarrolla la industria y con ella los intereses económicos y se desata la carrera armamentista.
Las guerras mundiales tienen características apocalípticas y determinan un cambio en la valoración de la vida y de la muerte.
Surgen dos ideologías en pugna, el mundo se separa en dos bloques: capitalismo y comunismo.
En política se plantea el tema de la libertad social con la teoría de Marx, y en psicología la libertad individual y la importancia del inconciente con la teoría del psicoanálisis de Freud.
Todas las antiguas tablas de salvación parecen hundirse, en la ciencia surge la teoría de la relatividad que pone en duda todo lo anterior y en religión parece creerse que Dios ha muerto.
Los nuevos sentimientos son: la angustia, la desconfianza y la duda.
Todo esto determina un cambio en el hombre y en la forma en que éste percibe el mundo, por lo tanto va a cambiar también la forma en que se expresa sobre el mismo.
Gabriel García Márquez, colombiano, está vivo y continúa escribiendo y recibiendo premios por la calidad de su literatura.
Pertenece al denominado “boom” latinoamericano de literatura que ocurre en 1960 y a partir del cual nuestra literatura fue editada a gran escala y en diferentes idiomas, lo que determino que fuera leída en todo el mundo. Podemos ubicar en esta época autores como: Cortázar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes.
Estos autores presentan las innovaciones de la NUEVA NARRATIVA que es la forma de denominar a la narrativa de la década de 1940. Anteriormente, en 1920 surgió la NOVELA REGIONALISTA en la que los personajes se presentan unidos a la tierra y hay una sobrevaloración de la tierra y en 1930 LAS VANGUARDIAS que introducen nuevas técnicas en el lenguaje, la forma y el contenido.
Tendencias de la Nueva Narrativa
Particular manejo del tiempo, no lineal, ruptura de la linealidad cronológica, a veces la historia se presenta desordenada.
Estructura más compleja, se transforma la manera de captar y mostrar la realidad.
Aspectos irracionales y Misteriosos de la existencia humana
Cambia la posición del narrador, pasa de la tercera persona a la primera y aparecen narradores múltiples.
Cambia la posición del lector, deja de ser pasivo, se le exige un mayor compromiso y un trabajo casi de re-creación.
Aparecen nuevas técnicas como la del monólogo interior, el inconciente asocia libremente ideas que transmite en un texto con una aparente ilogicidad.


Dentro de esta Nueva Narrativa , García Márquez inaugura un nuevo movimiento literario literario que se conoce como REALISMO MÁGICO, se integran todos los elementos mágicos y las supersticiones a la realidad. Representan la realidad tal cual es , porque en Latinoamérica hay leyendas y creencias populares que son mágicas y que forman parte de la realidad.
Sus personajes son representantes de ese mundo mágico que también es el mundo real y sus obras denuncian –muchas veces- los problemas sociales y económicos del continente.
En muchas de sus obras se menciona un lugar: Macondo, que si bien no existe, es decir es una creación del autor, sus características son semejantes a muchos pueblos colombianos y de otros países de América


 

 

Existen distintos tipos de narradores y cada uno de ellos interviene de una forma diferente en la narración.
 
 
 
narrador omnisciente
el que conoce todo de los personajes, incluso sus pensamientos más íntimos.
narrador testigo
el que cuenta aquello que ve.
narrador protagonista
el que cuenta aquello que le ha pasado a él.
 
 
Lee ahora con atención estas definiciones de los distintos tipos de narradores.
El narrador omnisciente resulta un tanto contradictorio porque, aunque intenta no inmiscuirse en la historia que cuenta y ser objetivo, por eso prefiere usar la tercera persona, es capaz de meterse dentro de la cabeza de los personajes y contarnos hasta sus más íntimos pensamientos.
El narrador testigo, en cambio, estuvo presente mientras se desarrollaba la historia, mirando todo lo que pasaba y eso es precisamente lo que cuenta. No participó en la historia, sólo la veía desde fuera, y por eso no puede contar lo que pensaban los personajes. La historia, evidentemente, es narrada en primera persona y, a veces, incluye las opiniones de este narrador mirón, pero no siempre.
El narrador protagonista nos cuenta, claro, lo que vivió, lo que le pasó a él en un determinado momento. Lo hace desde la primera persona, desde cuál si no, y sólo sabe de la historia aquellas cosas que sucedieron estando él presente. Le resulta imposible evitar dar sus opiniones sobre aquello que sucedió, está tan directamente implicado...
 
 
Tipos de narrador



Narrar es contar. El narrador es quien cuenta la historia. Pero, ¿quién es...?
El problema respecto a la instancia de la narración es que autor y narrador no son asimilables. El narrador es una posición sintáctica, en tanto que enunciador de un acto discursivo; pero también es un rol narrativo que se define, no sólo en la elección pronominal, sino en términos de una relación de participación con respecto a la historia que narra. Lo que habitualmente llamamos narración en primera persona describe, en realidad, una participación efectiva del narrador en el mundo narrado, ya sea como protagonista o como observador.


El narrador es un personaje creado por el autor que tiene la misión de contar la historia. Hay diferentes tipos de narrador según la información de que dispone para contar la historia y el punto de vista que adopta.

a) Según su posición respecto a lo narrado.


Algunas de las propuestas por Gérard Genette:

Narrador homodiegético: Donde homo significa mismo y diégesis historia. Dentro de esta categoría nos referimos al narrador como alguien que la ha vivido desde dentro, y es parte del mundo relatado. Genette llama narración homodiegética a esta relación de participación del sujeto de la enunciación narrativa, en el contenido narrativo.

• La narración homodiegética puede ser de dos tipos: autodiegética cuando el narrador y el héroe son la misma “persona”:
Dos. Los mellizos, dos, en el pampón al frente del chino Lam-Sam-King. Los mellizos fajándose, cerrándome a golpes, sacándome sangre de la ñata, haciéndome comer tierra por veinteava vez, haciéndome pedir perdón por cualquier cosa que nunca hice, por nada, por darse el gusto;
• y narración homodiegética testimonial cuando el narrador es sólo un observador o un testigo de los acontecimientos narrados.
El sol aplasta impasible lo que queda del día y las sombras reptan amenazantes hacia mí. Unos pescadores cargan sus pesadas redes hacia el malecón, y un gran grupo de mujeres cubiertas de mantos negros, cargando canastas vacías, siguen a los hombres, como en procesión, hacia el mar; y allá, por donde la calle va bajando, por allí, aún el eco y el viento, que empiezan a venir del mar, golpean el murmullo de sus voces contra las paredes. Murmullo.
Adentro, en mi cuarto, las sombras también han cubierto todo.

Es importante subrayar que si bien un narrador homodiegético participa en la acción narrada, no lo hace qua narrador, sino en tanto que actor. De ahí que un narrador cumpla con dos funciones distintas: la una vocal (narrar), y la otra diegética (actuar u observar). Dicho de otro modo, el “yo” que narra, en tanto sujeto de la enunciación narrativa, toma a su “yo” narrado como objeto de su narración.

Narrador heterodiegético: "Hetero" significa otro, "diégesis" historia. Se trata de aquellos narradores que cuentan la historia desde fuera del mundo del relato, generalmente en tercera persona. El caso más común es el del llamado "narrador omnisciente", que se desarrolla más abajo. Si el narrador homodiegético se define por su participación en el mundo narrado, el narrador heterodiegético se define por su no participación, por su “ausencia”. A diferencia del homodiegético, el narrador heterodiegético sólo tendría una función: la vocal. Si bien es cierto que sólo el narrador homodiegético puede estar presente en el mundo narrado, no es menos cierto que un narrador heterodiegético puede hacer sentir su presencia en el acto mismo de la narración; es decir, que si está ausente del universo diegético, no necesariamente lo está del acto de la enunciación que construye el mundo de la ficción.

Juan de Dios tuvo uso de razón recién a los diez años; su madre decidió decirle que su padre había muerto cuando él estaba muy niño, y que ella había tenido que hacer de padre y madre, en las desavenencias e incomprensiones del destino

- Narrador Omnisciente: Es aquel que lo sabe todo; como lo que piensan los personajes, lo que sienten, e incluso su pasado. Está en tercera persona, voz narrativa que favorece siempre el objetivismo. También es propio de un narrador omnisciente la distribución de la narración a su antojo, en ocasiones hace una pausa para dirigirse de forma directa al lector.
Cacum abrió los ojos con dificultad, los párpados le habían caído encima como si contuvieran todas sus culpas. Era un peso terco y él abrigaba su abulia a pesar del frío de la celda. Cacum terminó de abrir los ojos con dificultad y no supo dónde estaba
- Narrador de Conocimiento Relativo o Narrador Parcial o Narrador Deficiente: Es aquel que relata sólo lo que ve y no sabe qué es lo que piensan los personajes.
Allá está el malecón, inmediatamente después, el mar profundo, abierto. Abajo la playa, ya lo sé. Algunos botes tal vez. Arena, piedras, un poco de yuyos quizá. Un muelle.


La alteración de narradores: De esta técnica se sirve la novela epistolar, en la que varios personajes intercambian cartas. Esta modalidad narrativa, que alcanzó gran difusión en el siglo XVIII con novelistas como Rousseau, Goethe, Laclos o Richardson, nos ofrece una visión subjetiva de los hechos, muy próxima al diario íntimo.

Querido Daniel:
Escribo gracias a ti. Tú me enseñaste a escribir. Recuerdo con qué paciencia y cariño corregías mis primeros artículos cuando entré a trabajar a La Nación, el periódico que dirigía tu padre y que nosotros, jóvenes soñadores e irresponsables, terminamos quebrando unos años después. Tú eras el jefe del suplemento dominical y yo apenas un imberbe reportero de quince años que estaba de vacaciones en el colegio. Eras flaco, medio ciego y narigón, y a nadie escondías tu debilidad por el trago y la poesía. Vivías encerrado en tu despacho, escribiendo editoriales sobre filosofía, leyendo, contemplando una foto de Borges con la mirada extraviada y, perdona que diga esto, metiéndote el dedo en la nariz, algo que hacías maniáticamente mientras escribías o leías.
Bayly, Jaime. Los amigos que perdí.


Punto de vista o focalización.


Nos dice quién es el que ve o percibe lo que se narra; es decir el modo concreto que asume el narrador para que la audiencia perciba de una determinada forma lo que se narra. El narrador de cualquier obra tiene ciertas características y limitaciones que definen cómo el autor puede narrar la historia. Como tal, el narrador ve la historia dependiendo del lugar que ocupe en el mundo que se narra, es decir, según su punto de vista. Según este criterio, los diferentes tipos de narrador pueden clasificarse en tres grandes grupos, según la narración se dé en primera, segunda o tercera persona (las más comunes son la primera y la tercera; la segunda persona rara vez puede encontrarse en una narración).



Narrador en primera persona
En el caso del narrador en primera persona, (o también llamado narrador interno), el narrador es un personaje dentro de la historia (homodiegético): actúa, juzga y tiene opiniones sobre los hechos y los personajes que aparecen. En este caso el narrador sólo tiene y aporta información basado en su propia visión de los eventos.
Este narrador es el que más se diferencia del propio autor: es un personaje en la obra, que tiene necesariamente que cumplir con todas las normas de ser un personaje, incluso cuando esté cumpliendo tareas de narrador. Para que tenga conocimiento de algo, por lo tanto, es necesario que lo experimente con sus propios sentidos, o que algún otro personaje se lo cuente. Puede contar sus propios pensamientos y opiniones, pero no los de los demás personajes, a no ser que éstos se lo cuenten.
El narrador en primera persona puede ser el propio protagonista de la historia (como Gulliver en Los viajes de Gulliver), alguien muy cercano a él y que conoce sus pensamientos y acciones (como el Dr. Watson en Sherlock Holmes) o algún personaje marginal que tenga poco que ver con los hechos que se narran.

Narrador-protagonista. El narrador-protagonista cuenta su propia historia. El narrador en primera persona (yo) adopta un punto de vista subjetivo que le hace identificarse con el protagonista y le impide interpretar de forma absoluta e imparcial los pensamientos y acciones de los restantes personajes de la narración. Es el tipo de narrador que se utiliza en géneros como el diario o la autobiografía.

Luego les hablé a los muchachos del malecón de mi barrio, de sus bancas nuevas, de las losetas, del viejo club Regatas, de madera: de la playa de Pescadores y el movimiento del muelle a la una de la tarde

Narrador Testigo. El narrador testigo es un espectador del acontecer, un personaje que asume la función de narrar. Pero no es el protagonista de la historia, sino un personaje secundario. Cuenta la historia en la que participa o interviene desde su punto de vista, como alguien que la ha vivido desde fuera, pero que es parte del mundo del relato. Ejemplo de este narrador son los cuentos de Sherlock Holmes.

Y mi abuela, en interminables noches, en sucesivas noches, contando, escupiendo, arrugando su rostro y aguzando su recuerdo más claro y limpio que nunca, como si fuera el presagio de su muerte.

• Monólogo interior.
El monólogo interior (también conocido como stream of consciousness o como flujo de conciencia) es la técnica literaria que trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas.

Allí estábamos, sentados en la cama, esperando alguna decisión de mi padre. La mudanza nos entusiasmaba, pero sentíamos pena de dejar las acequias húmedas al borde de los sembríos

Segunda persona

Es un tipo de narración que se da con escasa frecuencia ya que exige una cierta restricción estilística. Es aquel que se dirige a un Tú, Vosotros o Ustedes. El personaje desdobla su personalidad y habla consigo mismo como si lo hiciera con otro. Algunas obras que dan ejemplo de este tipo de narrador son "La modificación" de Michel Butor, "Reivindicación del Conde Don Julián" de Juan Goytisolo, "Aura" de Carlos Fuentes, "El corazón delator" de Edgar Allan Poe o "Usted se tendió a tu lado" de Julio Cortázar, entre otros.

Cuando comenzaste a ir a los cafés de Lima y te comenzaste a dar cuenta que la nocturnidad no era sólo literatura como suponías, entonces se abrieron los escondrijos de tu imaginación

Tercera persona

El narrador en tercera persona o narrador externo se encuentra (en la mayoría de los casos) fuera de la historia, por lo que es un narrador heterodiegético. En este caso, las características del narrador heterodiegético en tercera persona son las siguientes:
• No actúa ni juzga ni opina sobre los hechos que narra.
• No tiene forma física, ni dentro ni fuera de la historia.


La narración y el tiempo.

Siguiendo a Genette, son cuatro los tipos básicos de narración de acuerdo con la elección del tiempo verbal: retrospectiva, prospectiva, simultánea e intercalada.

En la narración retrospectiva, el narrador se sitúa en un tiempo posterior a los acontecimientos narrados y su elección gramatical se ubica en los tiempos perfectos (pasado, imperfecto y pluscuamperfecto).

Cuando trasladaron el cementerio al camino de Las Palmas, allá por Barranco, sólo huesos quedaron en la gran explanada, a la salida del túnel de La Herradura.
Desde entonces, y esto fue a raíz del terremoto del 40, los muertos tuvieron que hacer un largo recorrido hasta las inmediaciones de los talleres donde reparaban los aviones.

En la narración prospectiva, o predictiva, la posición del narrador es anterior a los acontecimientos que narra, para lo cual elegirá el futuro (futuro y futuro perfecto). A diferencia de estos dos primeros tipos de narración, los dos últimos se ubican dentro del mundo narrado.

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. (Gabriel García Marquez, Cien años de soledad)

Hasta antes de la tragedia que aceleró cruelmente la decadencia de los Bergua,
maldición de familia de la que no quedará ni el nombre, la vida de don Sebastián en la
capital había sido la de un escrupuloso gentilhombre cristiano.
La tía Julia y el escribidor, pag. 118.


En la narración simultánea, el narrador da cuenta de lo que le ocurre en el momento mismo de la narración, y por ello gravita hacia los tiempos verbales en presente (presente, presente perfecto y futuro).

martes, 9 de octubre de 2012


Generación del centenario (Uruguay)

Se llamó "generación del centenario" o "Generación del 30" a un grupo generacional de artistas y principalmente escritores uruguayos que florecieron en 1930, cuando se cumplieron cien años de la jura de primera constitución de Uruguay en 1830.

Integrantes

En ésta generación se encuentran autores como: Francisco Espínola, Juan José Morosoli, Justino Zavala Muniz, Líber Falco, Roberto Ibañez, Clara Silva, Esther de Cáceres, Susana Soca, Pereda Valdés, Ortiz Saralegui, entre otros. Todos sus integrantes nacieron entre 1895 y 1910.

Líber Falco.
                                                                                           J.J. Morosoli
 
No hay diferencias importantes entre los textos de ésta generación y los de la Generación del 17, los modelos estéticos de 1900 perduraron y sobre todo escribieron narrativa. Se caracterizaban por usar el regionalismo (o criollismo). Los artistas que la integraron no tuvieron conciencia de que formaran parte de una generación, o sea, fueron escritores aislados o se formaban en pequeños grupos (no se conocían entre sí)

Estos escritores comenzaron escribiendo en tres revistas, a través de las cuales se dieron a conocer: Teseo, La Pluma y La Cruz del Sur

 


Generación del 900


Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris

 

Dithey dice: “una generación es un estrecho círculo de individuos que, mediante su dependencia de los mismos grandes hechos y cambios que se presentaron en la época de su receptividad, forma un todo homogéneo a pesar de la diversidad de otros factores”.

 

Lo que tuvieron en común esta generación no fue solamente que muchos de ellos se conocieron, e incluso se peleaban, sino que compartieron sus textos y creaciones literarias, sintiéndose diferentes y especiales en el mundo hipócrita que les tocó vivir.

 

Wechssler señala: “a distancias desiguales, se presentaron promociones nuevas, mejor dicho, los voceros y cabecillas de una nueva juventud que se hallan tratado íntimamente por supuesto similares, debido a la situación temporal y, externamente, por su nacimiento dentro de un término limitado de años”.

 

Habitualmente se dice que una generación sería “coetáneos” que comparten una zona de fechas, por lo general entre unos quince años antes o quince años después de 1900. Por esas fechas publicaron y fueron las figuras más relevantes del momento.

 

Ortega y Gasset decía: “Las variaciones de la sensibilidad vital que son decisivas en la historia se presentan bajo la forma de generación. Una generación no es un puñado de hombres egregios ni simplemente una masa: es como un nuevo cuerpo social íntegro, con sus minorías selectas y su muchedumbre, que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una trayectoria vital determinada.” “Cada generación postula un cambio en el mundo. La afinidad no procede tanto de ellos como de verse obligados a vivir en un mundo que tiene una forma determinada y única”.

 

Estos conceptos de Ortega y Gasset arrojan luz a esta generación. Son coetáneos, porque comparten una forma de ver el mundo, una sensibilidad en común, y postulan un cambio de visión. Podría decirse que lo que une a esta generación es el deseo de escandalizar al burgués, de reírse, criticar, denunciar la sociedad pacata e hipócrita que les tocó vivir. Su lema es la rebeldía, y lo hacen desde un lugar despreciativo a todo este mundo de plástico.

 

Decía Carlos María Domínguez en una entrevista: “Eran vistos como europeizantes, con un grado de afectación que los excluía de la cultura criolla. Educados en colegios privados, salen una manga de degenerados que prueban el opio y que se dedican a mirar a otro lado cuando debían cantar loas a la Patria y a la construcción de la Nación. La suya es la historia de los primeros intelectuales ofuscados con las tradiciones del Río de la Plata”.

 

Es evidente que esta generación pago un precio muy caro por su descaro. La mayoría de ellos terminaron con muertes jóvenes o desterrados, encerrados y hasta suicidándose. El más provocador de todos, que curiosamente fue el que duró más, Roberto de las Carreras, terminó loco en un hospital de Paysandú.

 

Uno de los elementos que los unió en un principio fue la moda del modernismo. Se dejaron fascinar por la publicación del nicaragüense Rubén Darío, quien marcó un “principio” (aunque esto también es discutible) con su libro “Azul”.

 

Las nuevas modas, las críticas a la sociedad, llevaron a una efervescencia cultural poco antes vista. Los poetas se juntaban en cafés literarios, en cenáculos, en “La torre de los Panoramas” (casa de Herrera y Reissig) y compartían sus creaciones. Escribían en folletines, en columnas de periódicos, se insultaban y debatían con altura, hasta que tal ya no podía sostenerse, entonces podían llegar al duelo. Y a veces eso sólo empezaba por una simple apreciación de la poesía del otro.

 

De esta generación podemos rescatar algunos nombres muy conocidos:

 

En la narrativa a Quiroga y a Viana. En la lírica a Delmira Agustini, María Eugenia Vaz Ferreira, Julio Herrera y Reissig y Roberto de las Carreras. En dramática a Florencio Sánchez. Y en el ensayo a Rodó y a Carlos Vaz Ferreira.



 

domingo, 23 de septiembre de 2012



Presentación de los siete pecados capitales para trabajar en diversos textos.

· "Pa ser hay que ser".

· "Un sacrificio".

· "Rodríguez".